La reverberación es la suma total de las reflexiones del sonido que llegan al
lugar del oyente en diferentes momentos del tiempo. Auditivamente se caracteriza
por una prolongación, a modo de "cola sonora", que se añade al sonido original.
La duración y la coloración tímbrica de esta cola dependen de: La distancia
entre el oyente y la fuente sonora; la naturaleza de las superficies que
reflejan el sonido. En situaciones naturales hablamos de sonido directo para
referirnos al sonido que se transmite directamente desde la fuente sonora hasta
nosotros (o hasta el mecanismo de captación que tengamos). Por otra parte, el
sonido reflejado es el que percibimos después de que haya rebotado en las
superficies que delimitan el recinto acústico, o en los objetos que se
encuentren en su trayectoria. Evidentemente, la trayectoria del sonido reflejado
siempre será más larga que la del sonido directo, de manera que -temporalmente-
escuchamos primero el sonido directo, y unos instantes más tarde escucharemos
las primeras reflexiones; a medida que transcurre el tiempo las reflexiones que
nos llegan son cada vez de menor intensidad, hasta que desparecen. Nuestra
sensación, no obstante, no es la de escuchar sonidos separados, ya que el
cerebro los integra en un único precepto, siempre que las reflexiones lleguen
con una separación menor de unos 50 milisegundos. Esto es lo que se denomina
efecto Haas o efecto de precedencia.
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